Alba Beatriz Alfonso es una mujer de 44 años y desde hace 5 estableció una panadería en su casa para obtener sus propios ingresos y ganar su autonomía económica. Con la ganancia del dinero de las ventas del pan ha costeado los estudios de sus hijos, adquirió herramientas y utensilios para su emprendimiento, y sigue invirtiendo en materia prima para continuar con su negocio.
Alba trae desde muy adentro el espíritu de emprender, siempre quiso serlo, y antes de contar con la panadería elaboraba artesanías las cuales comercializó durante 10 años en el centro turístico Puerto San Juan, en Suchitoto. Por circunstancias ajenas a ella, le pidieron el local donde vendía y se vio en la necesidad de comercializar sus productos en uno de los parques del municipio; sin embargo, las ventas ya no fueron las mismas y los ingresos económicos disminuyeron.
Con los ahorros que tenía, producto de las ventas de años, Alba costeó un curso de panadería y repostería en una academia, ahí aprendió a elaborar una gran variedad de pan dulce, salado y repostería, mismos que comercializa en los barrios de Suchitoto. Sale a vender en su cuatrimoto, que fue adquirida con las ganancias de las ventas, y busca los puntos donde se aglomeran personas como una estrategia para aumentar sus ingresos; también vende por encargos.
Dice que lo más difícil de emprender es el miedo, pero también las extenuantes jornadas laborales, ya que la mayor parte del trabajo lo realiza ella sola. Manifiesta que son pocas las personas a las que les gusta trabajar en este oficio por todo lo que implica sacarlo adelante. Sin embargo, cuenta con el apoyo de sus hijos y pareja, quienes están presentes en su lucha por emprender.
Alba llegó a la Casa de las Mujeres en Suchitoto interesada en ser parte de la “Feria de Mujeres Productoras y Emprendedoras” que impulsa la Concertación de Mujeres y Colectiva Feminista. Cuenta que vio “un papel” pegado en la entrada de la Casa, donde invitaban a visitar y adquirir los productos de las mujeres.
“Entonces le pregunté a una de las que iba saliendo que si cómo hacía para poder vender ahí y me dijo que hablara con Ana María Menjívar, hablé con ella y me dijo que sí podía vender mi pan en la feria. Desde noviembre estoy comercializando mis productos aquí”, dice.
Alba valora este espacio de comercialización como una oportunidad importante para las mujeres que buscan romper con la violencia económica, tener autonomía o mejor su economía personal y familiar.
Desde su llegada a la Casa de las Mujeres en Suchitoto, Alba no solo ha tenido la oportunidad de comercializar sus productos, sino que también ha recibido atención psicológica y está en el proceso de asociarse a la cooperativa de mujeres de ahorro y crédito ACOMAP de R. L.
A esta emprendedora es común verla los viernes por la tarde afuera de la Casa de las Mujeres en Suchitoto ofreciendo en una canasta el pan que ella misma elabora.
